Después de muchos años de intentos de integración, procesos de integración de América Latina como la Comunidad Andina (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), y en menor medida el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), se encuentran en grave situación de estancamiento e incumplimiento de los objetivos para los cuales fueron creados, afectados por concepciones divergentes sobre el modelo de desarrollo en el cual se deben implementar. Adicionalmente, se experimenta falta de conceptualización teórica que dificulta precisar la integración que se debería realizar, lo cual ha ocasionado el desmantelamiento de principios esenciales como la construcción de soberanía compartida por encima de soberanías nacionales, la existencia de una institucionalidad mínima que garantice la gobernabilidad y el recurso a formatos de integración exclusivamente pragmáticos con menos claridad sobre la integración multidimensional a obtener.

La integración europea por su parte, donde el proceso de la Unión Europea (UE) ha sido el punto de referencia teórico y práctico sobre la forma más recomendable de integrarse mediante una integración que abarca las distintas fases de integración económica, sumada a la integración social y política, se encuentra igualmente en situación de crisis ocasionada por la desconfianza hacia las instituciones comunitarias, el peligroso resurgimiento de tendencias nacionalistas, el interrogante sobre los mecanismos de respuesta a problemas migratorios y de seguridad, lo cual plantea la necesidad de profundizar y reformular la orientación del proceso de integración europeo.

En estas condiciones, es conveniente que sectores académicos de América Latina y de Europa se organicen en un grupo de reflexión que les permita interactuar en la identificación de las reformas a llevar a cabo, de la reorientación de los procesos de integración, de la cohabitación de modelos diferentes de desarrollo y de la sustentación conceptual en un necesario marco teórico que otorgue claridad a los objetivos a alcanzar.